Balance G

La gestión de Daniel Giacomino como intendente de la ciudad se va apagando de a poco, hasta terminar su ciclo el próximo 10 de diciembre con la asunción de Ramón Mestre.

Es evidente que la imagen de lo hecho por el actual jefe comunal no ha dejado una buena impresión en los cordobeses. En verdad, día a día los medios de comunicación y las redes sociales son los espacios donde resuenan los reclamos sobre alumbrado, baches, semáforos, etc.

A pesar de ello, Giacomino no quiere dejar el Palacio 6 de Julio sin que quede en claro que no todas fueron pálidas, sino que en los últimos cuatro años también hubo cosas positivas generadas desde el municipio.

Es por ello que un grupo de jóvenes identificadas con el jefe comunal repartieron hoy por el centro cordobés una pequeña publicación de ocho páginas en las cuales se destacan los logros de la gestión en retirada.

Estos son algunos de los puntos destacados:

*Inversión en cloacas en la ciudad, 186 millones de pesos: ampliación de la planta de Bajo Grande y la cloaca Máxima Sur. (Ambas obras realizadas con aportes de la Nación).

*Nuevo Hospital en Villa El Libertador, 47 millones de pesos (financiado por la Nación con un préstamo del gobierno de España).

*Crese: recolección de residuos municipal, recolección diferenciada, residuos electrónicos, centros de reciclado, etc.

*Alumbrado: 30 millones de pesos, 18 mil luminarias.

*Plan de recuperación de calles: 12 millones de pesos, 106 mil metros cuadrados de reparaciones, entre hormigón, fresados y asfalto.

*Transporte: 400 nuevas unidades, diferenciales autofinanciados, record de boletos cortados .

*Obras conjuntas con la Provincia para la recuperación del centro de la ciudad.

*Reducción del déficit operativo y del gasto en salarios.

No negamos que sea cierto el detalle de obras realizadas por el municipio , pero bien vale aclarar que la mayoría de ellas fueron realizadas con aportes económicos de los gobiernos nacional y provincial, interviniendo el municipio como co-gestor de esos fondos.

Además, este balance presentado por la comuna no alcanza a contrarrestar las carencias que la ciudad evidencia en diversas áreas, como el estado desastroso de la red de semáforos o las calles en pésimo estado, por poner solo dos ejemplos.

Al final de la publicación, se indica que «la ciudad está en movimiento, con más obras, con más inversión, con más gestión. Córdoba hoy está mejor». Ojalá pudiéramos compartir el optimismo de la «Gestión Giacomino».

A tontas y a locas

Dicen que el que mucho abarca poco aprieta, y lo que se hace apurado difícilmente se haga bien. Y cuando alguien ve la «colección» de obras públicas encaradas por la Provincia en Córdoba ciudad, entiende las consideraciones anteriores.

El pasado 27 de septiembre, con fuegos artificiales incluidos, se inauguró la «Terminal del Bicentenario», presentada como la terminal más grande y más moderna de Argentina.

A pesar de haberse usado muy poco, porque es casi nulo el movimiento de ómnibus y pasajeros, hay defectos que ya empiezan a hacerse evidentes. Uno de ellos fue la cantidad de vidrios rotos, los cuales fueron repuestos sin tener en cuenta si eran opacos, transparentes o ahumados.

Luego, fue la falla del sistema contra incendios, que inundó varios sectores del edificio. Unos días después, intensas lluvias dejaron goteras varias y aparecieron empleados arreglando techos con dudosas medidas de seguridad laboral.

Hoy recorriendo la nueva terminal, nos encontramos con escaleras mecánicas que no funcionan. Las cuatro nuevas escaleras por las que se accede y sale del túnel que conecta a los dos edificios, se encontraban detenidas.
Además, hay detalles de terminación que dejan mucho que desear. En la siguiente foto, se nota lo defectuoso de la unión entre el techo y las paredes, al filtrarse la luz exterior.
En esta otra imagen, se muestra la falta de prolijidad en los cortes de las chapas que conforman el cielo raso, entre las cuales se puede ver la estructura metálica del techo.
A todo esto se suma la información publicada ayer, según la cual el gobierno provincial autorizó una partida de cuatro millones de pesos adicionales a la inversión original, para hacer frente a distintas reparaciones.
Ojalá la nueva terminal durara tanto como su antecesora, la cual gracias a su diseño y a la nobleza de sus materiales presta servicios hasta el día de hoy, después de cuarenta años.

Tres terminales

Durante estas últimas semanas, hubo muchas expectativas centradas en la inauguración de la nueva terminal de ómnibus de Córdoba, una obra muy esperada y necesaria para los cordobeses y quienes nos visitan.

Mas de 50 plataformas, restaurantes, bares y negocios varios, harán más agradable el paso de quienes llegan o parten desde Córdoba, y fundamentalmente, reducirá el caos que se generaba durante los periodos vacacionales y Semana Santa.

El diseño de la misma es quizá su atributo más llamativo.

Imágenes: www.skyscrapercity.com

Simultáneamente, seguirá funcionando la vieja terminal, aunque se destinará para partidas y arribos de servicios provinciales.

Inaugurada en 1971, se constituyó en un hito arquitectónico de la ciudad, con comodidades y servicios inusuales para la época. Sus escaleras mecánicas fueron las primeras en funcionar en Córdoba y junto a sus numerosos negocios se erigió como un antecedente de los actuales shoppings.

Sin embargo, aún sobreviven sobre Av. Velez Sarsfield  restos de la fachada de la primitiva terminal de ómnibus cordobesa, que hasta hace poco en su frente decía «Estación de Contralor». Fue habilitada en 1940 y prestó servicio durante 31 años con sus escasas 12 plataformas. Hasta hace pocos años atrás, en el predio que ocupaba funcionaba un estacionamiento. Hoy se construye un complejo de torres de departamentos.

Imagenes: www.solobus.com.ar

Parque de las Tejas

Después de la polémica por la demolición apresurada e intempestiva de la Casa de Gobierno de Córdoba, el Parque de las Tejas que ocupa su terreno sigue tomando forma.

Y evidentemente, muchos ya se apropiaron del espacio el cual fue «invadido» el domingo pasado, aprovechando la soleada jornada para pasar un rato al aire libre.

 

En verdad, y al margen de polémicas, un lindo espacio verde se suma a la ciudad para el disfrute de todos los cordobeses.

 

No olvidar! Schiaretti lo hizo

La insistencia que algunos políticos manifiestan para remarcar cuan buenos administradores han sido, son y serán, llega a extremos tales que producen, al menos en mí, exasperación.

Desde hace algo más de un año, el Gobierno de Córdoba puso en marcha en la ciudad capital unas cuantas obras varias veces millonarias. Muchas de ellas son necesarias y que correspondían a la órbita provincial realizarlas y financiarlas. Otras tantas, simplemente se constituyeron en un aporte del gobierno de Schiaretti a la estética tan maltrecha de nuestra ciudad, las cuales hubieran correspondido llevarlas adelante al municipio.

En todo ese periodo, la Provincia hizo publicidad gráfica y audiovisual para anunciar los proyectos y luego para destacar su inauguración. En los últimos días, aparecieron en las carteleras callejeras varios afiches «recordándonos» a los cordobeses de la capital todas las obras que Juan Schiaretti y su gestión hicieron en nuestra ciudad.

El nuevo Hospital Misericordia se inauguró el pasado 15 de marzo,  se informó de ello en diarios, radios y canales de televisión. Y a casi siete meses, el gobierno contrata carteleras para recordarnos la remodelación del nosocomio.

Pocas obras tuvieron tanta difusión como la remodelación del Estadio Mario Alberto Kempes, tanto en su inauguración, como en los partidos de la Copa América, y en el reciente encuentro Argentina-Brasil. Estos eventos lo pusieron en la consideración no solo de Córdoba sino de todo el país. Pero como si los cordobeses fuéramos faltos de memoria, la gestión de Schiaretti insiste en resaltar la remodelación del Kempes con más gráfica callejera.

Del mismo modo, y como si no lo supiéramos, aparecieron estos otros:

Y como si ésto fuera poco, el Gobierno de Córdoba subió a la web una página en la que se muestran todas y cada una de las obras públicas realizadas por la gestión Schiaretti.

Evidentemente, nuestro actual gobernador tiene un temor manifiesto a no ser recordado como un gestor de grandes obras que inmortalicen su nombre. De otro modo, no se explica la cantidad de inauguraciones, una detrás de la otra, con una batería de avisos publicitarios previos y posteriores a las mismas. Avisos que implican, sin dudas, una buena cantidad de dinero que surge de las arcas provinciales, las cuales últimamente no están pasando por un buen momento. Recordemos que los aportes comprometidos por la Nación por distintos conceptos se hacen rogar, y por el momento no aparecen. Sin embargo, la maquinaria propagandística oficial no se detiene.

Otro templo oculto

Otro templo católico cordobés sigue el camino de otros tantos de la Docta, y se someterá a una restauración en su fachada. En este caso,  se trata de la iglesia de La Merced ubicada en Rivadavia esquina 25 de Mayo.

Las obras se enmarcan en el plan encarado por el gobierno provincial, tendiente a recuperar integralmente los templos más destacados del centro cordobés, como por ejemplo la iglesia del Pilar la cual reflejamos en este espacio semanas atrás.

 

 

En ortografía… cero!

Según la Real Academia Española, «las palabras de una sola sílaba no se acentúan nunca gráficamente, salvo en los casos de tilde diacrítica».  La palabra «fe» no posee tilde diacrítica, o sea aquel que se utiliza para diferenciar palabras que se escriben de la misma forma pero tienen significados diferentes.

Parece que el Gobierno de Córdoba no ha tenido en cuenta esta regla ortográfica en algunas de sus intervenciones en la ciudad, puntualmente cuando hace referencia a Santa Fe.

En el primer caso,  se trata del cartel colocado sobre Bv. Guzmán en el ingreso al Centro Cívico aún en construcción. Los dos siguientes muestran el error ortográfico en los aros del Paseo del Bicentenario, ubicado en el Parque Sarmiento.

El templo oculto

Así amaneció ayer la iglesia del Pilar.

Los muros exteriores del templo ubicado en Maipú esquina Olmos, fueron cubiertos de este modo como preparación de las tareas de restauración que se le realizarán.  Las mismas son ejecutadas por el gobierno de la provincia de Córdoba e implicarán una inversión de 1.2 millones de pesos, según informó LaVoz.com.

Las obras se enmarcan en un plan de recuperación de los templos del centro cordobés, las cuales ya se han realizado en la Catedral, en las iglesias de San Francisco, Compañía de Jesús, Santa Catalina y en la Basílica de Santo Domingo.

Y el faro comenzó a brillar…

Después de anunciar su construcción con bombos y platillos, el Faro del Bicentenario fue inaugurado en el Parque Sarmiento. El nuevo ícono de Córdoba se eleva102 metros, y desde su cúspide se proyectan dos potentes haces de luz que según sus diseñadores pueden alcanzar distancias de hasta 20 kilómetros. Además, desde la base se lo ilumina con un sistema que combina distintas tonalidades lumínicas la cual sumada a la forma torneada de la torre, genera interesantes formas de luz y sombra.

El acto se desarrolló en el Rosedal, del cual participó solo un grupo de privilegiados compuesto por autoridades, invitados para la ocasión y prevenidos ciudadanos de a pié que llegaron con bastante anticipación. El resto de la gente observó el espectáculo de luz y fuegos artificiales del otro lado de las rejas, ya que debido a una manifestación de adjudicatarios del Plan Hogar Clase Media, la Policía decidió cerrar el predio.

Sin embargo…

…hay bastante diferencias entre el faro finalmente inaugurado, que costó nueve millones de pesos, y el que se presentó en el proyecto original. Inicialmente se había previsto que el faro estaría «revestido con anillos elípticos, que van rotando en toda la altura, de estructura metálica y terminación con acero inoxidable», según se desprende de la página web del Gobierno de Córdoba.

Nada de eso fue lo que se presentó hoy. El faro es simplemente una gran columna torneada de hormigón, la cual no posee ni siquiera pintura, dejando durante el día una postal muy poco atractiva.

¿Qué pasó para que las diferencias fueran tan marcadas? ¿Recorte de presupuesto quizá?

Al pie del Calicanto

En nuestro tránsito habitual por las calles de Córdoba, ¿cuántas veces pasamos por Bv. San Juan y Marcelo T. de Alvear? ¿Alguna vez nos detuvimos a mirar una antigua y precaria construcción de piedras de unos cuántos centímetros de alto frente a La Cañada?

Se trata del único fragmento que sobrevive del famoso Calicanto, la antigua muralla que durante siglos sirvió de contención a las a veces indomables aguas de La Cañada.

En los primeros años de la colonia, el tranquilo arroyo se transformaba en un arrasador torbellino después de alguna lluvia de gran intensidad. Los registros históricos indican que desde 1623 hasta 1671 hubo cinco fuertes crecidas que dejaron gran cantidad de daños y muertos. Fue esa última crecida, la que decidió a las entonces autoridades a construir un muro de cal y canto rodado (de allí “Calicanto”), para contener a la embravecida Cañada.

El Calicanto, Belgrano esquina San Juan.
Foto: «Testigo y protagonista del siglo», La Voz del Interior, 1994

Durante muchos años, el Calicanto cumplió a duras penas su cometido. Hasta que en 1939 hubo una nueva crecida de grandes proporciones, que causó dos muertos e innumerables pérdidas materiales. Este último fenómeno, obligó a los gobernantes de la época a buscar una solución definitiva y se decidió “sistematizar” al arroyo con el actual muro de piedra que lo bordea en su paso por el centro de la ciudad.

Figueroa Alcorta esquina Colón
Foto: «Córdoba, Nuestra historia», La Voz del Interior, 2000

La Cañada y su muro sirvieron de línea divisoria entre el centro religioso y doctoral de la ciudad y el temido Abrojal, luego Pueblo Nuevo, hoy barrio Güemes. Sobre sus márgenes se tejieron diversas leyendas y mitos, como la de “la Pelada de la Cañada”, famoso fantasma de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Se lo describía como una mujer calva, de baja estatura, que asustaba a los trasnochados que volvían a sus casas orillando el Abrojal, intentándolos envolver con una túnica blanca. Aunque algunos comentaban que no solo asustaba, sino que a veces exigía dinero, joyas, o lo que su víctima llevara encima. Era “algo más” que un fantasma.

Cartel ubicado en Marcelo T. de Alvear al 200, plaza de la Intendencia

Otros eran muy temerosos de las “ánimas en pena” que habitaban en el lugar. Durante muchos años, contra el Calicanto las autoridades aplicaban la pena de muerte a delincuentes culpados por delitos graves, por ejemplo, por uxoricidio (Uxoricida: hombre que asesina a su mujer).


Afortunadamente, el paso de los años hizo que todos esos mitos y creencias fueran quedando en la memoria colectiva como parte del anecdotario cordobés y convirtieron aLa Cañadaen uno de los símbolos más representativos de nuestra ciudad. Su antiguo muro, el Calicanto, fue inmortalizado en los versos de “Luna Cautiva”, zamba del Chango Rodríguez:

Y divisé tu rancho a orillas del camino

a donde los jazmines tejieron un altar

al pie del Calicanto la luna cuando pasa

peinó mi serenata la cresta del sauzal.